NIVELES DE CICLOSPORINA EN SANGRE
La historia de la ciclosporina se inicia en el año 1969 partiendo de una muestra de tierra de Hardanger Vidda, una región del sur de Noruega. De esta muestra de tierra se aísla un hongo, Tolypocladium inflatum Gams (sinonimia: Beauveria nivea), de la que se extraen dos sustancias que muestran una actividad anti-fúngica y antibiótica residual, insuficiente para pensar en cualquier aplicación farmacéutica.
No obstante, teniendo en cuenta la mínima toxicidad de estas sustancias, se decidió realizar un cribado farmacológico en busca de posibles aplicaciones terapéuticas. Es así como se desvelaron dos acciones: la actividad depresora de la inmunidad (grupo de trabajo de Jean-François Borel) y citostática (grupo de trabajo dirigido por Hartmann Stähelin).
La ciclosporina es un fármaco inmunosupresor que se utiliza para disminuir las defensas naturales del organismo. Esta prueba determina la cantidad de ciclosporina en la sangre.
Cuando un individuo es sometido a un trasplante, su sistema inmunitario reconoce el órgano como extraño y lo atacará como si se tratara de un virus o una bacteria. La ciclosporina afecta a la capacidad de respuesta inmunitaria de ciertos tipos de glóbulos blancos (o leucocitos) frente a este tejido extraño. De esta forma el órgano trasplantado tiene más posibilidades de supervivencia y no será tan fácilmente rechazado por el sistema inmunitario del individuo. La ciclosporina se utiliza de manera rutinaria en el trasplante de riñón, corazón, hígado y otros órganos.
Las cualidades inmunosupresoras de la ciclosporina también son útiles para el tratamiento de los síntomas de algunas enfermedades, como las enfermedades autoinmunes. Estos trastornos se caracterizan por una reacción del sistema inmunitario hacia células o tejidos del propio organismo. En estos casos, la ciclosporina ayuda al control de la respuesta inmunitaria, disminuyendo la severidad de los síntomas. Algunos ejemplos de estas enfermedades son artritis reumatoide, psoriasis, anemia aplásica y enfermedad de Crohn.
La ciclosporina suele prescribirse en estos casos cuando los síntomas son graves, extensos e incapacitantes; normalmente, los síntomas y signos no habrán mejorado con otros tipos de tratamiento. La ciclosporina debe utilizarse con precaución y debe monitorizarse mediante análisis de sangre periódicos.
La determinación de ciclosporina en la sangre ayuda a asegurar que su concentración se encuentra dentro del rango terapéutico establecido. Si la concentración es demasiado baja, puede ocurrir un rechazo del órgano trasplantado (en el caso de trasplantes) o los síntomas pueden reaparecer (en el caso de enfermedades autoinmunes). También es importante asegurar que la concentración no es demasiado elevada, puesto que podría resultar tóxica.
En la mayoría de hospitales se utiliza sangre en lugar de suero o plasma y las muestras se recogen 12 horas después de la última toma o justo antes de la siguiente dosis (concentración valle). Algunos métodos de laboratorio son más específicos para la determinación de la ciclosporina mientras que otros métodos determinan tanto ciclosporina como sus metabolitos, de manera que sus respectivos rangos variarán. Debido a que la concentración terapéutica de ciclosporina puede variar según el método empleado en el laboratorio, se recomienda que la determinación se realice siempre en el mismo laboratorio mientras dure el tratamiento. Los resultados estarán más acorde y se correlacionarán mejor con los rangos terapéuticos.
Para otras situaciones distintas a los trasplantes, la ciclosporina puede prescribirse con otras medicaciones como antiinflamatorios no esteroideos (AINE). En el caso de los trasplantes se suele prescribir ciclosporina juntamente con otros fármacos anti-rechazo. Por otra parte, la concentración de ciclosporina también puede verse afectada por otras medicaciones que se estén tomando al mismo tiempo. Por este motivo es importante que el médico esté informado acerca de toda la medicación que se esté tomando y de cualquier dieta especial que se esté siguiendo.
Son diversos los fármacos que pueden interactuar de manera no deseada con la ciclosporina y por ello no deberían tomarse al mismo tiempo; es un aspecto importante a comentar con el médico.
La ciclosporina puede provocar hipertensión y lesiones renales. Durante el tratamiento con ciclosporina también se han descrito aumentos de lípidos en la sangre y posibles afectaciones de la función hepática. Al médico le puede interesar solicitar otras pruebas de laboratorio para detectar la hiperlipidemia y comprobar si la función hepática se ha visto afectada.
Se recomienda evitar el consumo de zumo de pomelo durante el tratamiento con ciclosporina, ya que enlentece la degradación normal de ciclosporina por el organismo, y por lo tanto, el fármaco podría acumularse y alcanzar concentraciones excesivamente elevadas en sangre. Este efecto del pomelo puede mantenerse hasta tres días después de haber consumido el zumo. Es posible que el médico recomiende limitar la ingesta de alimentos ricos en potasio.
Fuente: Sociedad Española de Bioquímica Clínica (SEQC), American Association for Clinical Chemistry (AACC)